Sin duda, para los que sentimos de manera especial la Eucaristía, esta procesión sin igual, pues no estamos acompañando nada supérfluo, nada efímero, sino todo lo contrario: acompañamos a la Eternidad, a la Trascendencia, a la Divinidad, a la Providencia, a Dios.
Esta proclamación de fe que hacemos en la calle precediendo al Santísimo es símbolo de nuestro compromiso cristiano (o lo debería ser) y de nuestro sí a su mensaje de amor fraterno, un mensaje que Él instauró perpetuándolo en la Eucaristía.
Alabado sea Jesús Sacramentado.
Sea por siempre Bendito y Alabado.
Agradecimientos a Pedro Collado y Fernando Cruz Isidoro.
Os rogamos que, si tenéis alguna foto de este día nos la hagáis llegar a angustiassanlucar@gmail.com. Gracias.